Medical Health Cluster

7 agosto, 2024

Los trasplantes con órganos de animales son investigación, no esfuerzos para salvar vidas

Hola, soy Art Caplan, Ph. D., trabajo en la División de Ética Médica de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (NYU), en Nueva York, Estados Unidos.

Lamentablemente, falleció un paciente de 62 años en el Hospital General de Massachusetts, a las siete u ocho semanas de haber recibido un trasplante de riñón de cerdo.

Richard Slayman era voluntario. Se estaba muriendo porque había agotado sus opciones de diálisis. No era apto, por estar demasiado enfermo, para un trasplante de riñón humano, así que no iba a ser incluido en ninguna lista. El Hospital General de Massachusetts pidió a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos que intentara salvarle la vida con un riñón de cerdo.

Creo que los órganos de animales modificados genéticamente tienen futuro como fuente de sustitución de órganos humanos. Desde luego, quiero animar a pacientes, profesionales de la salud, a todas las personas con las que entramos en contacto en la iglesia o en organizaciones cívicas o mezquitas o sinagogas, dondequiera que sea, a que se inscriban como donantes de órganos.

Es algo muy necesario. Es muy importante. Médicos y profesionales de la salud necesitan que se les recuerde que es algo en lo que la gente debería pensar y algo con lo que pueden contribuir a la comunidad y realmente salvar vidas y mejorar la calidad de vida de muchísimas personas.

Dicho esto, no tenemos órganos suficientes ─ni los vamos a tener─ para trasplantar a quienes los necesiten la semana que viene, el mes que viene o incluso el resto de este año. Así llegamos a los cerdos modificados genéticamente. Algunos de estos trabajos los desarrollamos en la Universidad de Nueva York. Obviamente, se está llevando a cabo también en otros lugares.

Una de las preguntas es: ¿cuál es la forma correcta de proceder en este momento? ¿Deberíamos ofrecérselo a personas moribundas, a personas que se están muriendo de insuficiencia cardiaca o renal, diciéndoles que quizá podríamos ponerles un corazón o un riñón de cerdo? ¿Deberíamos intentar organizarlo de otra forma, más como investigación o ensayo clínico que como rescate de emergencia, lo que creo que conlleva una promesa difícil de cumplir? Vamos a hacer esto como un último esfuerzo para salvar su vida. Es difícil imaginar que la gente se niegue.

Estamos en las primeras fases para tratar de averiguar si esto funcionará. Si utilizamos un órgano de cerdo manipulado mediante ingeniería genética, ¿lo aceptarán? ¿Será rechazado? La gente está muy enferma cuando recibe estos órganos, así que, ¿estarán lo bastante sanos para sobrevivir, aunque el órgano porcino funcione?

Es mejor contar con protocolos acordados por los centros que pueden llevar a cabo este procedimiento en sus primeras fases, así la gente sabrá que acude como sujetos experimentales, no tanto para ser rescatados, sino para contribuir, como parte de su muerte, a lo que sabemos, a lo que entendemos, a hacer posible el aprendizaje y a seguir adelante con esta fuente alternativa de órganos procedentes del cerdo.

Ahora bien, evidentemente hay gente que sigue diciendo: “No me gusta que utilicen a los cerdos. Son criaturas inteligentes y sensibles, y no quiero que se siga por ese camino”. Voy a descartar esa objeción aquí, en el espacio de los trasplantes. Creo que los cerdos sacrificados viven una existencia sana y sin sufrimiento. Se les cuida muy bien antes de extraerles los órganos y antes de sacrificarlos, porque no se quieren enfermedades ni estrés en estos animales. No se trata de una ganadería industrial.

Creo que ese intercambio moral tiene sentido. Hay muchas áreas en las que no tiene caso utilizar animales de la forma en que lo hacemos, pero creo que esta es un área defendible. Aun así, creo que seguir adelante con la idea de que tal vez podamos salvar a un paciente es difícil.

La persona que murió en el Hospital General de Massachusetts, el Sr. Slayman, dijo, y su familia lo repitió después, que estaban orgullosos de contribuir al conocimiento. Estaban orgullosos de que tal vez las y los médicos aprendieran y de que próximos pacientes se beneficiaran de su, si se quiere, sacrificio altruista.

Quizá el Sr. Slayman sabía algo que algunos no queremos reconocer: en las primeras fases de un nuevo tratamiento, es difícil prometer que te van a salvar y que tu vida va a continuar. No se puede esperar eso. Hay mucho de investigación. Es mucha experimentación. Hay que ofrecérselo a los individuos y que estos lo acepten como tal. Es la única forma ética de proceder.


Fuente: https://www.univadis.es/viewarticle/s/los-trasplantes-%25C3%25B3rganos-animales-son-investigaci%25C3%25B3n-2024a1000dcy?_gl=1*1qkxa0f*_up*MQ..*_ga*MTQwODAwODY0OC4xNzIzMDc4NTY5*_ga_BR3MV9G8Q9*MTcyMzA3ODU2MS4xLjEuMTcyMzA3ODYyNi4wLjAuMA..

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *