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Las vacunas contra la COVID-19 proporcionan una mayor inmunidad que haber pasado la enfermedad
La decisión de no vacunarse contra la COVID-19 por ya haber pasado la enfermedad y confiar en la inmunidad adquirida de forma natural es una mala elección, al menos antes de que la variante ómicron fuese la dominante. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Institut Germans Trias i Pujol (IGTP) en el que se ha comprobado la seroprevalencia en 1.076 personas (59,1% mujeres) de entre 43 y 72 años en Cataluña entre mayo y julio de 2021.[1]
El estudio se publicó a mediados de septiembre de 2022 en BMC Medicine.
La vacunación, la mejor estrategia para minimizar el impacto de la COVID-19
Hay dos formas para conseguir la inmunidad contra el SARS-CoV-2: pasando la infección y mediante la vacunación. La estrategia más sencilla para evaluar qué inmunidad es más duradera es realizar estudios seroepidemiológicos, es decir, cuantificar anticuerpos específicos del virus en un grupo poblacional determinado, siendo conscientes de que la inmunidad contra un patógeno va más allá de los anticuerpos, que esta viene dada también por otros mecanismos cómo, por ejemplo, la inmunidad celular.
En el caso de este estudio realizado en Cataluña (Estudio COVICAT – Cohorte GCAT) se hicieron dos mediciones, una justo después del final del primer confinamiento (junio a noviembre de 2020) y otra seis meses después del inicio de la vacunación (mayo a julio de 2021) para hacer un seguimiento del nivel y tipo de anticuerpos frente a cinco antígenos virales en 1.076 personas: la proteína de la espícula (S) entera, el dominio de unión al receptor (RBD), el fragmento S2, la proteína nucleocápside (N) entera, o el fragmento N-terminal. Además, también usaron información obtenida de un cuestionario y de registros de salud para identificar factores que potencialmente determinan la magnitud y duración de la respuesta en personas no vacunadas, vacunadas, o vacunadas e infectadas.
En el momento de realizarse la segunda medición, 12,1% (130 participantes) no estaba vacunado, 24,8% (267) parcialmente vacunado y 63,1% (679) totalmente vacunados.
Los resultados obtenidos fueron claros. Un año después de haber pasado la infección, 35,8% de los participantes que decidió no vacunarse había perdido toda la inmunidad por anticuerpos. Por el contrario, 99,3% de los completamente vacunados y 94,4% de los parcialmente vacunados, presentaron una respuesta seropositiva frente al SARS-CoV-2. El nivel de esta respuesta fue considerablemente más alto en aquellas personas que también habían pasado la enfermedad, estando dicho nivel fuertemente asociado con la magnitud de la respuesta durante la infección.
Estos datos subrayan la importancia de vacunar a las personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duradera. Esto significa que las personas vacunadas pero que no han pasado la infección necesitarían un refuerzo antes que las que sí la han pasado”, señaló a Univadis España la Dra. Marianna Karachaliou, primera autora del estudio.
Otras conclusiones del estudio
Además de la conclusión principal de que las vacunas contra la COVID-19 funcionaron contra todas las variantes anteriores a ómicron, este estudio reveló conclusiones relevantes nuevas.
La primera fue la identificación del grupo de personas con menor protección por anticuerpos un año después de haber pasado la infección: aquellas mayores de 60 años, fumadoras, que no se habían vacunado y que habían experimentado una infección asintomática.
La segunda fue el hallazgo del factor más fuertemente asociado con el nivel de anticuerpos fue el tipo de vacunas, siendo la vacuna Spikevax de Moderna la que, en este aspecto concreto de la inmunidad, ofreció mejores resultados
La tercera fue la posible relación entre salud mental y respuesta de anticuerpos. “A pesar de que son resultados preliminares que necesitan de una mayor investigación para poder extraer conclusiones más sólidas, se observó que personas con trastornos como depresión, estrés crónico o esquizofrenia tienen una menor respuesta a la vacunación en general”, explicó la Dra. Carlota Dobaño, investigadora de ISGlobal y codirectora del estudio.
Por último, se encontró que solamente 2,1% de las personas vacunadas (total o parcialmente) no presentaba ningún tipo de anticuerpos en el momento de realizarse el estudio y que solo 1% había experimentado una infección posvacunación. “Estos datos demuestran claramente que las vacunas contra la COVID-19 funcionaron, aunque es necesario señalar que este estudio se realizó antes de que ómicron se volviese dominante y provocase un gran número de contagios de personas ya vacunadas, incluso con una tercera dosis, y que también habían pasado la infección”, concluyó el Dr. Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y codirector, junto a la Dra. Dobaño, del estudio
https://espanol.medscape.com/verarticulo/5909847#vp_1
Créditos: Comité científico Covid