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3 mayo, 2022

Solo 1 de cada 4 pacientes se siente totalmente recuperado tras la hospitalización por COVID-19

Un año después de la hospitalización por COVID-19, solo una minoría de las personas se siente totalmente recuperada; ser mujer, tener obesidad y el haber recibido ventilación mecánica en el hospital fueron factores de riesgo para no sentirse totalmente recuperado.[1]

En el nuevo estudio realizado en el Reino Unido con más de 2.000 pacientes, presentado en el European Congress of Clinical Microbiology & Infectious Diseases (ECCMID) de 2022 y publicado en The Lancet Respiratory Medicine, se demostró que solo alrededor de 1 de cada 4 pacientes se vuelve a sentir completamente bien un año después de la hospitalización por COVID-19.[1]

Para su estudio, los investigadores de la University of Leicester en Leicester, Reino Unido, utilizaron datos del estudio de cohortes prospectivo y longitudinal PHOSP-COVID (poshospitalización por COVID-19), en el que se evaluó a adultos de 18 años o más que habían sido hospitalizados con COVID-19 en todo el Reino Unido y posteriormente dados de alta.

Los investigadores evaluaron la recuperación de 2.320 participantes dados de alta de 39 hospitales del Reino Unido entre el 7 de marzo de 2020 y el 18 de abril de 2021, quienes fueron evaluados utilizando criterios de valoración informados por los pacientes, el rendimiento físico y la función de los órganos a los cinco meses y al año después del alta hospitalaria. Se tomaron muestras de sangre en la consulta de los cinco meses para el análisis de varias proteínas inflamatorias.

Todos los participantes fueron evaluados a los cinco meses del alta y 807 (33%) participantes acudieron tanto la consulta de los cinco meses como a la de un año en el periodo del análisis, el estudio continúa en curso. Los 807 pacientes tenían una media de edad de 59 años, 36% eran mujeres y 28% recibieron ventilación mecánica invasiva. La proporción de pacientes que declararon una recuperación completa fue similar entre los cinco meses (26%) y el año (29%).

Género femenino y obesidad: principales factores de riesgo para no recuperarse

Según los autores, ser mujer, tener obesidad y haber recibido ventilación mecánica en el hospital determinan que una persona tenga 32%, 50% y 58%, respectivamente, de probabilidades de sentirse totalmente recuperada un año después de la hospitalización por COVID-19.

La Dra. Rachael Evans, del National Institute for Health Research Leicester Biomedical Research Centre, de la University of Leicester, y una de las autoras del estudio, comentó: “Descubrimos que el género femenino y la obesidad eran los principales factores de riesgo para no recuperarse al año”.

Los autores señalaron que la fatiga, el dolor muscular, la disminución de la actividad física, la falta de sueño y la disnea eran los síntomas continuados más comunes de la COVID-19 persistente. Comentaron que el número total y la variedad de síntomas continuados al año eran “sorprendentes”, se asociaban positivamente con la gravedad de la COVID-19 persistente y resaltaban la “naturaleza multisistémica de esta”.

Aumento de varios mediadores inflamatorios

En una publicación anterior de este estudio se identificaron cuatro grupos o “agrupaciones” de gravedad de los síntomas a los cinco meses, que fueron confirmados por este nuevo estudio al año, afirmaron los autores. Estos informaron que 20% de los pacientes tenían un deterioro de la salud física y mental muy grave, 30% tenían un deterioro de la salud física y mental grave, 11% un deterioro de la salud física moderado con deterioro cognitivo, y 39% un deterioro de la salud mental y física leve.

Añadieron que el hecho de tener obesidad, reducción de la capacidad de ejercicio, un mayor número de síntomas y un aumento de los niveles de proteína C reactiva se asociaban a los “grupos más graves”. Tanto en el grupo muy grave como en el moderado con deterioro cognitivo, los niveles de interleucina-6 (IL-6) eran más altos en comparación con los del grupo leve.

La Dra. Evans compartió: “Es sorprendente la limitada recuperación en un lapso de cinco meses a un año después de la hospitalización en nuestro estudio, a juzgar por los síntomas, la salud mental, la capacidad de ejercicio, el deterioro de los órganos y la calidad de vida”.

Añadió: “En nuestros grupos, el género femenino y la obesidad también se asociaron con deterioros de salud continuados más graves, entre ellos, la reducción del rendimiento en el ejercicio y de la calidad de vida relacionada con la salud a un año”, y señaló que esto destacaba potencialmente un grupo que “podría necesitar intervenciones de mayor intensidad, como la rehabilitación supervisada”.

La catedrática Louise Wain, del National Institute for Health Research Leicester Biomedical Research Centre, de la University of Leicester, y una de las autoras del estudio, señaló que en la actualidad no existen tratamientos específicos para la COVID-19 persistente y subrayó que “se necesitan urgentemente intervenciones eficaces”. Explicó que la inflamación sistémica persistente que identificaron, sobre todo en los grupos muy graves y moderados con deterioro cognitivo, indica que estos grupos “podrían responder a estrategias antiinflamatorias”.

“Descubrimos que una minoría de los participantes se sentía totalmente recuperada un año después del alta hospitalaria, con una mejora mínima tras una evaluación a los cinco meses”, indicaron los autores.

La catedrática Wain expresó que los hallazgos señalan la necesidad de intervenciones complejas que se dirijan a “las deficiencias de la salud física y mental para aliviar los síntomas”, y que también podrían ser necesarios enfoques terapéuticos específicos para abordar el trastorno de estrés postraumático. Los autores destacaron que “se necesitan urgentemente intervenciones farmacológicas y no farmacológicas, con un enfoque de medicina de precisión en los rasgos de inflamación sistémica y obesidad posiblemente tratables”.

El catedrático Christopher Brightling, del National Institute for Health Research Leicester Biomedical Research Centre, de la University of Leicester, y uno de los autores del estudio, expresó que el estudio ponía de manifiesto la “urgente necesidad de que los servicios de asistencia a la salud apoyen a la amplia y rápidamente creciente población de pacientes en los que existe una carga sintomática sustancial, incluida la reducción de la capacidad de ejercicio y la disminución importante de la calidad de vida relacionada con la salud un año después del alta hospitalaria”.

Advirtió que, sin tratamientos eficaces, la COVID-19 persistente podría convertirse en una “nueva enfermedad de larga duración de gran prevalencia”.

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5908974#vp_1


Créditos: Comité científico Covid

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