En atención a la creciente preocupación sobre la confianza en...
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El papel de la vacunación en la reducción de los riesgos del Covid prolongado
El Covid prolongado se erige en la actualidad como una de las grandes preocupaciones en materia de salud pública relacionadas con la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. La creciente evidencia científica que se ha generado en los últimos meses sobre los síntomas persistentes y secuelas derivadas de la Covid-19 indica que estamos ante un problema que puede desarrollarse independientemente de la gravedad con la que se haya cursado la infección. Incluso, si esta ha sido asintomática.
Los expertos advierten de que podríamos enfrentarnos a medio y largo plazo a un aumento de distintos problemas relacionados con la salud por lo que es de imperiosa necesidad tener en cuenta que las futuras afecciones que se presenten puedan ser consecuencia del coronavirus. Hecho que cobra especial relevancia si tenemos en cuenta el infradiagnóstico que existe, más acusado cuanto más nos acerquemos al inicio de la pandemia.
Ante esta fotografía la vacunación contra la Covid-19 se erige como uno de los grandes aliados a la hora de prevenir el Covid prolongado. Así lo pone de relieve una reciente y exhaustiva revisión efectuada por la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés). Un trabajo en el que se han analizado 15 estudios internacionales (entre los que se encuentran algunos trabajos desarrollados por investigadores británicos).
Dentro de esta evidencia científica se han evaluado los resultados de siete investigaciones centradas en analizar si la vacunación contra la Covid-19 antes de la infección por SARS-CoV-2 protege frente al posible desarrollo de Covid prolongado. El resto de estudios que componen este meta análisis se focalizan en el impacto de las vacunas en las personas que han sufrido síntomas persistentes de la enfermedad. Solo uno de de estos trabajos analizó ambos casos.
Profundizando en los resultados vemos que en seis de los trabajos evaluados las personas a las que se les administraron una o dos dosis de la vacuna contra la Covid-19 antes de la infección, presentaban menos probabilidades de desarrollar síntomas de Covid prolongado una vez habían superado la enfermedad.
“También hay evidencia de que las personas que no están vacunadas contra la Covid-19 y han padecido Covid prolongado y después se vacunaron, en promedio, han presentado síntomas más reducidos que aquellos que permanecieron sin vacunar”
En dos investigaciones exponen que las personas que habían completado la pauta de vacunación tenían menos posibilidades de desarrollar síntomas persistentes a medio y/o largo plazo, en comparación con los sujetos que no se habían vacunado. Entre los principales problemas que la vacunación reduce destacan la fatiga, dolor muscular y/o de cabeza, debilidad en brazos y piernas, pérdida del cabello, mareos, cicatrización pulmonar, dificultad para respirar y pérdida del olfato.
Es importante destacar los hallazgos extraídos del análisis de tres estudios centrados en la comparación de los síntomas relacionados con el Covid prolongado antes y después de la vacunación. En este sentido los responsables de la investigación informaron de una mejoría notable de los síntomas tras la administración de la pauta de inmunización, independientemente de si las dosis se habían inoculado de forma inmediata o varias semanas después. Tan solo se ha identificado un pequeño grupo de casos en los que los síntomas empeoraron después de la vacunación.
“También hay evidencia de que las personas que no están vacunadas contra la Covid-19 y han padecido Covid prolongado y después se vacunaron, en promedio, han presentado síntomas más reducidos que aquellos que permanecieron sin vacunar”, afirman los autores en sus conclusiones.
El pasado 11 de octubre la Organización Mundial de la Salud (OMS) definía oficialmente la enfermedad “post-Covid-19”, acordada tras una consulta mundial.
“La afección pos-Covid-19 se produce en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2, generalmente tres meses después de la aparición de la Covid-19 con síntomas que duran al menos dos meses y que no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo. Los síntomas más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo”, define la OMS.
“Los síntomas pueden ser de nueva aparición, tras la recuperación inicial de un episodio agudo de Covid-19, o pueden persistir desde el inicio de la enfermedad. Los síntomas también pueden fluctuar o puede haber recaídas con el tiempo. Para los niños, puede ser aplicable otra definición”, que ya ha sido concretada por un grupo internacional de expertos y hecha pública recientemente.
Créditos: Comité científico Covid