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Inmunología apuesta por vacunas adaptadas a variantes antes que la 4ª dosis
La propagación imparable de la variante Ómicron del SARS-CoV-2 ha provocado que algunos países, como Israel o Chile, hayan tomado la determinación de aplicar una cuarta dosis de la vacuna para tratar de frenar el avance de la pandemia por Covid-19. Una medida que, según Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), “no es de imperiosa necesidad”. A este respecto, López Hoyos remarca que el objetivo prioritario tiene que ser vacunar a la población que no ha recibido ninguna dosis y que está “enfermando gravemente” e incide en la necesidad de adaptar las vacunas a los nuevos condicionantes.
Sobre esta cuestión, la administración de una cuarta dosis, el especialista se muestra prudente y cataloga de “urgente” contar con nuevos diseños de vacuna, en vez de administrar una segunda dosis de recuerdo con el mismo tipo de suero que se ha empleado en las anteriores vacunaciones. “Hay laboratorios que están trabajando en vacunas que se dirijan a otras partes del virus o que incluyan la suma de variantes que ha habido hasta el momento. Las vacunas que se están empleando van dirigidas a la estructura original de Wuhan, orientadas a las células T y a la protección frente a la enfermedad, pero no para la infección ni para las nuevas variantes”, argumenta en Redacción Médica.
Un proceso, el de la adaptación de vacunas a nuevas variantes, que previsiblemente “no requiere de demasiado tiempo”. De hecho, el CEO de Pfizer, Albert Bourla, ha avanzado este lunes que su compañía podría tener lista en marzo una vacuna contra el Covid-19 adaptada a la variante Ómicron, una vez que ya ha comenzado a fabricar las dosis. “Esta vacuna estará lista en marzo. Ya estamos empezando a fabricar algunas de estas unidades”, anunció Bourla en declaraciones a la televisión estadounidense CNB.
La tercera dosis, “útil” para evitar la infección
Según el último de actividad informe publicado por el Ministerio de Sanidad, 15.761.630 ciudadanos ya han recibido la tercera dosis. Una ‘inyección’ de recuerdo que, según López Hoyos, es “útil”, especialmente en personas con patologías crónicas e inmunodeprimidas.
“La tercera dosis también está siendo efectiva en la población porque aumenta la capacidad neutralizante de los anticuerpos. Si los anticuerpos que tenemos generados por infecciones previas o por vacunas tienen una capacidad neutralizante del 20 por ciento frente a Ómicron, se ha comprobado que los anticuerpos recuperan parte de esa capacidad neutralizante tras la tercera dosis, por lo que sería útil para evitar la infección”, explica el inmunólogo.
Inmunidad frente a nuevas variantes covid
Con la explosión de contactos en esta sexta ola de la pandemia, la variante Ómicron del SARS-CoV-2 está cerca de convertirse en la dominante Europa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que más de la mitad de la población europea contraerá la mutación sudafricana en los próximos dos meses y el debate sobre el futuro de la pandemia por Covid-19 ‘divide’ a comunidad científica e instituciones sanitarias. Mientras que algunos especialistas defienden que la idea ‘contagio masivo’ generará nuevas variantes que lleven a un escape de la inmunidad adquirida por parte de las personas, otros expertos, López Hoyos, apuntan a que las células T son suficientes para hacer frente a futuras mutaciones del patógeno.
A este respecto, el inmunólogo señala a este periódico que las células T, generadas tanto por por infección natural como por vacunación, están siendo “efectivas en el control de la enfermedad”. “Estas células T reconocen partes lineales de la proteína de Spike y están generando respuesta frente al virus”, matiza López Hoyos, subrayando que este es el motivo por el que, a pesar del notable aumento de la incidencia, “la población está respondiendo bien a la enfermedad”.
Aunque las estadísticas arrojan que la inmunización está mostrado una protección contra los cuadros más graves de la enfermedad, muchos se preguntan por qué Ómicron escapa a la respuesta inmunitaria originada por las variantes previas y por las propias vacunas. “En la generación de inmunidad tenemos la parte humoral y las células T. Los anticuerpos nos protegen frente a infecciones, pero en el caso de Ómicron no ha funcionado porque se ha perdido la capacidad de reconocer la proteína Spike (espícula) por las múltiples mutaciones de esta variante, por lo que no se ha podido evitar la infección”, desarrolla el inmunólogo, que insiste en que las células T sí que están actuando frente al impacto de la enfermedad.
“Sabemos que las células T que se han generado con infecciones previas o con vacunas son capaces de defendernos frente a Ómicron. Mantienen casi toda su capacidad de protección y defensa frente a esta variante”, agrega.
Aunque Inmunología no descarta que las futuras variantes puedan afectar de gravedad a contagiados o vacunados, López Hoyos defiende que, en estos momentos, todo hace indicar que las vacunas recibidas, así como la infección natural, generan inmunidad “suficiente” frente a nuevas mutaciones del SARS-CoV-2
Créditos: Comité científico Covid