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El enigma de la variante delta en Sudamérica: ¿por qué no ha disparado hasta ahora nuevas olas?
Presente virtualmente en toda Sudamérica y con firme tendencia a volverse también la variante dominante en los países de la región, la variante de preocupación delta del virus SARS-CoV-2 desconcierta a los expertos por las causas que explican su impacto “más benigno”, en comparación con la situación verificada en el resto del mundo.
Y aunque muchas miradas apuntan a una posible inmunidad cruzada por la circulación previa de variantes “locales”, todavía no hay evidencias sólidas para demostrarlo ni garantías de que sea una situación que se prolongue en el tiempo.
“Seguimos perplejos respecto de por qué no se ha advertido ningún pico por delta en Sudamérica, algo que ha ocurrido en casi todos los países y regiones del mundo… hay algunas excepciones, como República Checa o Polonia, pero creemos fuertemente que en esos países es solo una cuestión de tiempo”, señaló a Medscape en español el Dr. Christopher Murray, Ph. D., médico y economista de la salud que dirige el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la University of Washington, en Seattle, Estados Unidos, donde ha conducido numerosos modelados y proyecciones de la dinámica global de la pandemia.
Para el Dr. Murray, una explicación posible es que haya algún tipo de protección cruzada por la fuerte circulación previa de la variante gamma (P.1) detectada originalmente en Brasil y causa parcial de un repunte de casos y fallecimientos en la región durante la primera mitad del año.
“Pero como conocemos muy poco sobre los detalles de la inmunidad cruzada entre variantes, mi opinión es muy especulativa. De cualquier manera, es difícil imaginar qué otras razones podrían explicar la ausencia de un pico por delta en la región”, añadió.
El Dr. Sylvain Aldighieri, gerente de Incidente para COVID-19 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), coincidió en que “es difícil explicar por qué hasta el momento la variante delta no ha tenido una expansión más explosiva en Sudamérica, como ha ocurrido en otras regiones, aunque es probable que se transforme en dominante en más países en algunas semanas”.
El Dr. Aldighieri arriesgó una hipótesis en la misma línea del Dr. Murray: “La intensa cocirculación previa de muchas variantes, incluyendo gamma, quizá haya generado una protección cruzada que detenga un poco la velocidad de expansión y el reemplazo de variantes”.
Distribución heterogénea
La variante delta, también conocida como linaje Pango B.1.617.2 y detectada inicialmente en la India en octubre de 2020, fue informada por primera vez en Estados Unidos a comienzos de abril de 2021. Desde entonces, como ocurrió en el resto del mundo, al ser más transmisible, se ha diseminado por la geografía de las Américas como una mancha de aceite. A fines de junio había sido identificada en 14 países y territorios, incluyendo en Sudamérica, Argentina, Brasil, Chile y Perú. Para comienzos de agosto esa cifra casi se había duplicado y a fines de septiembre se había expandido a 52.
Sin embargo, su distribución ha sido “bastante heterogénea, con predominio en Norteamérica y el Caribe y con expansión más lenta en algunos países de Sudamérica”, precisó el Dr. Aldighieri.
Por otra parte, incluso en los países de esta última subregión donde delta se volvió dominante, ese incremento en la proporción relativa de aislamientos no se acompañó de un repunte paralelo en los casos, las hospitalizaciones y los fallecimientos.
Por ejemplo, para mediados de julio de 2021, en Brasil se había detectado un puñado de casos de delta en siete estados del país, incluyendo San Pablo. Desde entonces delta creció fuertemente y desplazó a gamma en metrópolis como Río de Janeiro y San Pablo, donde para fines de septiembre ya causaba 95% de contagios, sin que el número de nuevos casos “haya mostrado un crecimiento significativo” en ese lapso, según reportó la Agência Brasil.[1]
Delta también ha desplazado fuertemente a las variantes mu y gamma en Colombia y a gamma y lambda en Perú y Chile, aunque en esos países también hay una pronunciada tendencia a la baja en los contagios.
Pablo Tsukayama, Ph. D., profesor de microbiología de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en Lima, y responsable del proyecto de vigilancia genómica de SARS-CoV-2 en Perú, señaló que existen varias hipótesis que pueden explicar este fenómeno.
“Una es que la variante delta arribó a la región cuando varios países ya entraban en una fase de descenso de su pico y por eso es más difícil que genere un repunte inmediato de casos”, comentó Tsukayama a Medscape en español.
Otra posibilidad es la competición con las variantes locales gamma, lambda y mu, “que tienen características más o menos similares y se han transmitido muchísimo en la primera parte del año. Si una variante (delta) llega desde afuera, es más difícil establecerse y reemplazar a las variantes que para abril y mayo estaban circulando en abundancia”, expresó el microbiólogo peruano.
Un factor adicional podría ser que las variantes regionales (gamma, lambda y mu) aparecieron como respuesta a la primera ola que atravesó la subregión durante 2020 y pudieran haber evolucionado en parte para lidiar con esa inmunidad previa, lo cual, en ese escenario, podría haberlas hecho “más exitosas” que delta, adaptada a transmitirse con mayor facilidad, indicó Tsukayama. Pero no hay estudios que lo confirmen.
El impacto de la vacunación
¿Delta podría provocar una tercera ola en Sudamérica, como hizo en el resto del mundo? “Es la pregunta del millón. Delta ha causado grandes olas en Europa, Asia y Estados Unidos y en teoría, Latinoamérica no debería ser la excepción. Pero tal vez ya no”, admitió Tsukayama.
La explicación podría ser el aumento en la cobertura de vacunación, donde 50% a 60% de la región recibió al menos una dosis y 30% el esquema completo, “lo que no es poco. Esa cobertura parcial, sumada a una inmunidad natural que se estima debería ser de las más altas del mundo, tal vez nos haga entrar pronto en la inmunidad de grupo”, aseguró el especialista.
El aumento en la vacunación; la adopción de medidas de salud pública, como la restricción al ingreso de viajeros del exterior y su monitoreo y el hecho de que delta haya llegado a buena parte de Sudamérica en invierno, lo que impidió la movilidad y la aglomeración típica de personas durante las vacaciones, también podrían haber sido factores importantes que hayan enlentecido la diseminación de la variante y su impacto en términos epidemiológicos, manifestó a Medscape en español Paula Aulicino, Ph. D., del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina e integrante del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica de SARS-CoV-2 (Proyecto PAIS).
En cambio, la hipótesis de la protección cruzada entre gamma, lambda o mu y delta tiene un inconveniente: no hay mutaciones en común entre esas variantes, añadió.
“Si bien hay mutaciones en las mismas posiciones de la proteína espiga, involucran cambios diferentes. En la posición 452 lambda cambia leucina por glutamina y delta, leucina por arginina y en la posición 681, delta cambia prolina por arginina y alfa y mu, prolina por histidina. La respuesta inmune es muy específica. No es lo mismo la que se dirige hacia un epítope que tiene el aminoácido A o el aminoácido B”, subrayó Aulicino.
Para el químico farmacéutico Heriberto García, maestro en políticas públicas y director del Instituto de Salud Pública de Chile, la combinación de medidas de salud pública (“algunos consideraron que delta era una nueva pandemia, lo que implicó aislamiento de casos y contactos estrechos de manera urgente”) y la elevada cobertura de vacunación en algunos países, lo que forma una especie de escudo de inmunidad, podrían haber contenido la explosión de delta en la región.
No obstante, García, panelista de un seminario web sobre variantes virales organizado en julio pasado por la OPS, también sospecha que las distintas plataformas vacunales usadas en la región también podrían jugar algún papel.
“Pfizer/BioNTech es una vacuna de ARN mensajero, es decir, transmite la información genética para la síntesis de una parte del virus, la proteína espiga. En cambio, CoronaVac (la vacuna más aplicada en Chile) es virus inactivo, lo que permite generar anticuerpos que no solo detectan una parte del virus. Esto último está en investigación. Es posible que la inmunidad celular de memoria produzca frente a la infección anticuerpos diversos que bloqueen la replicación del virus en varias partes y eso la haga finalmente más efectiva”, manifestó García a Medscape en español.
“Aún hay materias que investigar, eso es parte de esta pandemia, es el desafío para todos los científicos”, concluyó.
https://espanol.medscape.com/verarticulo/5907831#vp_1
Créditos: Comité científico Covid