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22 septiembre, 2021

Caminar 7.000 pasos al día puede reducir el riesgo de mortalidad

Las personas de mediana edad que caminan por lo menos 7.000 pasos al día pueden reducir hasta 70% el riesgo de mortalidad, según los datos prospectivos de más de 2.000 individuos.[1]

Los hallazgos fueron uniformes independientemente de raza o sexo, y la intensidad de los pasos no tuvo ninguna repercusión en el riesgo de mortalidad, comunicaron la autora principal, Amanda E. Paluch, Ph. D., de la University of Massachusetts Amherst, en Amherst, Estados Unidos, y sus colaboradores.

“En respuesta a la necesidad de datos empíricos sobre las asociaciones del número y la intensidad de pasos con la mortalidad en poblaciones jóvenes y diversas, llevamos a cabo un estudio prospectivo en adultos de razas negra y blanca de mediana edad que fueron objeto de seguimiento durante aproximadamente 11 años para determinar la mortalidad”, escribieron los investigadores en JAMA Network Open. “Los objetivos de nuestro estudio fueron examinar las asociaciones del número y la intensidad de pasos con la mortalidad en general y según raza y sexo”.

Los pasos al día son fáciles de notificar

Paluch señaló que los pasos al día son una “métrica muy atractiva para cuantificar la actividad”, tanto para investigadores como para el lego.

“Los pasos al día son una métrica simple y fácil de notificar en entornos de salud pública y clínicos. Además el crecimiento espectacular de dispositivos portables que miden los pasos resulta atractivo y amplía el alcance de la promoción de la actividad física a muchos individuos. Caminar es una actividad que la mayoría de la población general puede realizar. También puede acumularse durante la vida diaria y puede ser más factible que las personas ocupadas lo pongan en práctica que una sesión de ejercicio estructurada”, señaló Paluch.

La presente investigación se llevó a cabo como parte del estudio Coronary Artery Risk Development in Young Adults (CARDIA). El conjunto de datos incluyó 2.110 participantes de 38 a 50 años de edad, con una media de edad de 45,2 años. Una proporción un poco más alta de los sujetos la constituían mujeres (57,1%) y raza blanca (57,9%).

Todos los participantes utilizaron un acelerómetro ActiGraph 7164 durante una semana y luego fueron objeto de seguimiento hasta su fallecimiento por cualquier causa, con una mediana de seguimiento de 10,8 años. Los modelos de riesgos proporcionales de Cox ajustados a múltiples variables incluyeron una diversidad de covariables, como antecedente de tabaquismo, peso corporal, ingesta de alcohol, presión arterial, colesterol total y otros más. Las cuentas de pasos se agruparon en categorías baja (menos de 7.000 pasos por día), moderada (7.000 a 9.999) y alta (por lo menos 10.000 pasos al día).

En comparación con individuos que caminaron menos de 7.000 pasos al día, los que caminaron 7.000 a 9.000 pasos al día tuvieron una reducción de 72% en el riesgo de mortalidad (hazard ratio [HR]: 0,28; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,15 a 0,54). Caminar más de 10.000 pasos al parecer no añadió ningún beneficio, por cuanto el riesgo de mortalidad por todas las causas fue 55% más bajo en el grupo muy activo, en comparación con los que caminaron menos de 7.000 pasos al día (HR: 0,45; IC 95%: 0,25 a 0,81).

Caminar más rápido no pareció tampoco ayudar, pues la intensidad de los pasos no se asoció con el riesgo de mortalidad; sin embargo, Paluch recomendó una interpretación cautelosa de este hallazgo, considerándolo “no concluyente” y sugirió que se necesita más investigación.

“Es importante también señalar que en este estudio solo se analizó la mortalidad prematura por todas las causas y, por tanto, los resultados pueden ser diferentes para otros desenlaces de salud, como el riesgo de enfermedad cardiovascular, o diabetes, cáncer, o desenlaces en la salud mental”, destacó Paluch.

“Los resultados de nuestro estudio demostraron que quienes son menos activos son los que más se benefician. Incluso pequeños incrementos en los pasos al día se asocian con menos riesgo de mortalidad a una mediana edad. Un plan de caminata que gradualmente se incremente a los 7.000 a 10.000 pasos al día en adultos de mediana edad puede tener beneficios sobre la salud y disminuir el riesgo de mortalidad prematura”, añadió.

No se puede confirmar la causalidad

De acuerdo con el Dr. Raed A. Joundi, D. Phil., de la University of Calgary, en Alberta, Canadá, el tamaño del estudio, la población diversa y la duración del seguimiento deberían aumentar la confianza en los resultados, aunque aún no se haya determinado una relación causal.

“Puesto que este estudio es observacional no se puede confirmar la causalidad entre el número de pasos y la mortalidad. Sin embargo, los autores tuvieron en cuenta muchos factores y la asociación fue compatible en diferentes análisis y con los estudios previos publicados. Los autores no evaluaron el riesgo de otros eventos importantes como ictus e infarto de miocardio y estos podrían abordarse en un futuro estudio”, declaró el Dr. Joundi.

Asimismo, el Dr. Joundi, quien hace poco publicó un estudio en que se vincula el ejercicio con una reducción de 50% en la mortalidad después de ictus, señaló que la “actividad física tiene innumerables beneficios y es importante que las personas realicen actividades que sean regulares y constantes, independientemente del tipo o la intensidad”.[2]

Para este fin resaltó el uso de “dispositivos que pueden monitorizar el número de pasos, lo que es una herramienta motivacional importante” y señaló que estos hallazgos pueden dar un respiro a los contadores de pasos que no alcanzan un objetivo diario común.

“Un objetivo de 10.000 pasos suele utilizarse para promover la salud pública y ahora este estudio proporciona datos observacionales convincentes de que puede ser un objetivo óptimo en el número de pasos para reducir la mortalidad. Sin embargo, si no son factibles 10.000 pasos al día, 7.000 pasos parecen ser un objetivo muy adecuado dada su asociación con la mortalidad notablemente más baja en este estudio”, señaló el Dr. Joundi.

No todos los contadores de pasos son iguales

Lamentablemente tales recomendaciones se complican por la incertidumbre en la medición, ya que los dispositivos para recuento de pasos ampliamente utilizados, como los relojes inteligentes, pueden no dar los mismos resultados que los acelerómetros de grado de investigación, de acuerdo con Nicole L. Spartano, Ph. D., de la Boston University, en Boston, Estados Unidos

“Se han realizado muchos estudios comparativos en contextos de laboratorio en personas sanas jóvenes, pero estos no necesariamente reflejan las experiencias de uso en la vida real que serán generalizables a la población como un todo”, escribió Spartano en un editorial adjunto.[3]

Recomendó que se realicen estudios de comparación a gran escala para comparar los dispositivos de grado de investigación y los que utiliza el consumidor.

“El motivo para llevar a cabo estudios de comparación no es desarrollar guías diferentes para diferentes dispositivos o subgrupos de la población, sino más bien comprender la variabilidad de manera que podamos establecer un mensaje claro que sea más apropiado al público”, comentó Spartano.

“Algunos dispositivos pueden tener sesgo en lo que respecta a la medición de pasos a diferente intensidad de actividad y pueden no registrar los pasos con la misma precisión en adultos mayores o en individuos con obesidad o trastornos de la movilidad. Por ejemplo, cuando adultos con obesidad utilizaron un monitor ActiGraph en un entorno de laboratorio, el dispositivo solo registró 80% de los pasos caminados a un ritmo moderado, mientras que otros dispositivos registraron cerca de 100% de los pasos caminados. Si en la comunidad de salud pública queremos avanzar hacia un mayor uso de estos dispositivos para la prescripción de la actividad física, será necesario explorar más a fondo estos detalles”, finalizó.

CARDIA fue realizado y financiado por el National Heart, Lung and Blood Institute en colaboración con la University of Alabama en Birmingham, la Northwestern University, la University of Minnesota y el Kaiser Foundation Research Institute. Algunos autores del estudio recibieron becas del National Institutes of Health y el Kaiser Foundation Research Institute. Spartano declaró relaciones con Novo Nordisk, la American Heart Association, la Alzheimer’s Association y National Institutes of Health. El Dr. Joundi y Paluch han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este artículo fue publicado originalmente en MDEdge.com, parte de la Red Profesional de Medscape.

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https://espanol.medscape.com/verarticulo/5907710#vp_1


Créditos: Comité científico Covid

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